lunes, 2 de enero de 2012

6TA PARTE DEL RESUMEN "UNA CONTRIBUCIÓN A LA HISTORIA MASÓNICA DE MÉXICO" DE RICHARD E. CHISM

XIV. La disrupción de la Gran Dieta


Al volver a sus negocios Masónicos en abril de 1895, Cantón encontró los asuntos de la Gran Dieta en una condición tan perturbada que se anticipaba una nueva revolución. Quienes se habían afiliado deseando la unión y armonía de la Masonería, sufrían graves desengaños por la arbitrariedad con la que se manejaban todos los asuntos. Muchos se retiraron de los Cuerpos, otros ya no asistían a las Tenidas y hubo también quien decidió quedarse a enfrentar al poder usurpador. 

La oposición estalló abiertamente por la publicación en junio de 1895, de un decreto presuntamente firmado por el Gral. Díaz, fechado en mayo 25 de 1895. Este decreto puso en efecto un Código de nuevos Estatutos para el Gobierno de la Fraternidad con carácter de obligatorio de esa fecha en adelante. Hasta antes de la publicación, nadie había escuchado siquiera sobre semejantes Estatutos, dando lugar a comentarios severos e incluso hostiles, pues se trataba de modificaciones importantísimas de la ley fundamental de la Gran Dieta que interesaban a todos los integrantes de aquella Jurisdicción. 

Supuestamente, el 15 de octubre de 1984 en una Tenida de la Gran Dieta[1], se discutieron y se aprobaron los casi seiscientos artículos reformados. Todo ello fue un montaje para encubrir el hecho de que los referidos Estatutos son supuestos y se trataba de una nueva impostura de la Gran Dieta de México, lo que ha dado pie a suposiciones sobre si el Gral. Porfirio Díaz estampó realmente su firma en el documento, o ésta también fue falsificada. De cualquier forma, se trató de un Cuerpo autoelecto que pretendía gobernar toda la Jurisdicción Simbólica de México sin revelar cuántos ni quiénes eran sus miembros, actuando en completa secrecía, con resoluciones simuladas y arbitrarias, y sin ningún derecho a réplica. 

El descontento detonó en el banquete fraternal del 24 de junio de 1895[2], debido a que Cantón, en un acto de provocación y discordia, dio cita a las Masonas junto con los miembros más conservadores de la Logia "Toltec" #214 (del Rito de York), para así formalizar una disputa entre los partidarios y detractores de la admisión de las mujeres en la Masonería y con ello evitar la revolución que tanto temía.

Muy a su pesar, el pleito de esa noche no causó el efecto deseado. Las reclamaciones hacia Cantón se hicieron más fuertes y mucho más frecuentes, debido sobre todo a la mala administración y a la arbitrariedad en sus resoluciones a nombre de la Gran Dieta. La reclamación llegó al mismísimo General Díaz a través de una carta firmada por numerosos y prominentes Masones, que fue entregada por una Comisión que le expuso verbalmente las ideas y agravios de la comunidad Masónica nacional. El General prometió abrir una línea de investigación formal a fin de poner remedio a sus justificadas quejas. 

La carta fue reproducida y difundida por todas las Logias de la República quienes se unieron al enérgico reclamo. En un acto de desesperación, Cantón recurrió a las Grandes Logias americanas para obtener su aprobación, resolvió retirar las Cartas Patentes a las cuatro Logias de mujeres, abatir sus columnas y exigir la presencia de la Biblia sobre los altares junto con el libro de las Constituciones. 

La resolución se leyó durante una Asamblea de la Gran Logia del Valle de México a la que acudieron muchos Maestros Masones. En general, no hubo controversia por el decreto sino por la manera de promoverlo, es decir, sin una tenida de la Gran Dieta, una discusión y la resolución por consenso por parte de la Gran Logia. La respuesta fue un enérgico "acato pero no cumplo" por parte del Gran Maestro Ramón I. Guzmán, que quedó inscrito en el acta de la tenida. Los enviados de la Gran Dieta tomaron aquella respuesta como un acto de rebelión declarada, por lo que solicitaron a los rebeldes abandonar la Asamblea, suspendiendo además sus derechos Masónicos.  

Finalmente se celebró una nueva tenida de la Gran Logia, en la que se designaba Gran Maestro a Cantón y se nombraron Gran Primer Vigilante y Gran Secretario a ciertos hombres afines a él. En ésta reunión se revisaron y ratificaron los decretos de la Gran Dieta, para disimular la ilegalidad impulsada por la tiranía. 

La noticia de la expulsión del Gran Maestro Guzmán causó profunda indignación en toda la Fraternidad. Tres semanas después, el General Porfirio Díaz abandonó definitivamente a la Gran Dieta y con él, los miembros más encumbrados de aquel Cuerpo. Antes de noviembre de 1895, la Gran Dieta quedó prácticamente extinguida. 


XV. La Gran Logia del Distrito Federal de México 


"La Gran Logia del Valle de México, que aquellos Masones rebeldes pretendían reorganizar de orden de la Gran Dieta se convirtió […] en un Cuerpo irregular, espurio y rebelde de un origen ilegal que salta a la vista. […] La Gran Logia del Distrito Federal de México, de derecho pudiera reclamar ser el directo y único legítimo descendiente de la Gran Logia del Valle de México, que se formó en 1867 y 1868, al reorganizarse la Masonería mexicana, bajo la dirección del Supremo Consejo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado."[3] 

La Gran Logia acordó continuar sus trabajos de acuerdo al Balaustre XXXII. No se permitiría el acceso a las mujeres y sus afiliados deberían creer en un Gran Arquitecto del Universo sin ser necesaria prueba religiosa alguna. Luego que se hicieron públicos los principios de la Gran Logia el Distrito, éstos recibieron el acogimiento más favorable en la Fraternidad, sin embargo, la unificación de la Masonería no se logró por reservados motivos. 


XVI. La Gran Logia de Veracruz y algunas conclusiones generales 


Todas las Grandes Logias han obtenido sus Cartas Patentes de la capital, excepto la de Veracruz, la cual la obtuvo a través de la Gran Logia Unida de Colón y Cuba, siendo ésta reconocida por muchas potencias Masónicas alrededor del mundo. 


Conclusiones generales 


"Los francmasones mexicanos legítimos comprenden entre sí una gran parte de los hombres más honrados, más eminentes, más ilustrados de la Nación. La historia de la Institución en México abunda en recuerdos honorables y hasta gloriosos.

"Sin embargo, el estado actual de la Fraternidad es muy lejos de ser satisfactoria. Las disensiones […] han llevado a la Fraternidad casi a la extinción.

"Las ideas más avanzadas y más benéficas de la Orden han sido pervertidas para el interés particular.

"Ha habido individuos de algún talento y de industria infatigable que, aprovechando hábilmente de sus oportunidades, han podido subir a las más encumbradas posiciones en la Masonería, y con egoísmo frío y calculador, han explotado estas posiciones para el provecho personal y no en beneficio de la Fraternidad.

"El establecimiento del Gran Oriente y después el de la Gran Dieta han sido desastrosos para la Masonería Simbólica, puesto que ofrecían el medio de perpetuar la dominación personal que tan funestas consecuencias ha tenido.

"No puede ni debe la Masonería Simbólica centralizarse.

"Los sabios preceptos del Balaustre XXXII del Supremo Consejo de México contienen el secreto de la armonía y de la unión del Simbolismo Mexicano, cuyo único medio de salvación es organizarse según las indicaciones de aquel famoso documento.

"México, Enero 1° de 1899.

"Richard E. Chism."[4]



   

[1] Según consta, las Tenidas de la Gran Dieta se celebraban de 8:30 p.m. a 9:30 p.m., y en casos de gran urgencia, hasta las 10:00 p.m., lo que debilita la posibilidad de que se haya celebrado alguna Asamblea (más aún en aquella fecha en la que se sabe que la Gran Dieta se hallaba cerrada) y descarta todas las versiones deshonestas de Cantón. [N. del A.]
[2] Es decir, durante la ceremonia correspondiente al Solsticio de Verano. [N. del A.]
[3] Richard E. Chism. Op. Cit. P. 131
[4]  Richard E. Chism. Op. Cit. P. 138-139