martes, 29 de noviembre de 2011

3RA PARTE DEL RESUMEN "UNA CONTRIBUCIÓN A LA HISTORIA MASÓNICA DE MÉXICO" DE RICHARD E. CHISM

UNA CONTRIBUCIÓN A LA HISTORIA MASÓNICA DE MÉXICO (3ra parte)



por Richard E. Chism
resumen de Octavio León Urrutia


VI. El Renacimiento del Rito Escocés (Continúa)
 

En junio de 1863, los franceses convocaron a una asamblea en la Ciudad de México en la que se dispusieron los preparativos para el Imperio de Maximiliano de Habsburgo. Las Logias capitalinas del Rito Nacional Mexicano suspendieron sus trabajos, mientras los Masones más patriotas se organizaron para hacer frente al invasor extranjero. La Logia "Unión fraternal", perteneciente al Rito Escocés, continuó regularmente sus trabajos al asumirse ajena al conflicto, razón que la llevó a ser la única Logia activa durante muchos años. Dadas las condiciones diplomáticas del momento, la Logia "Unión fraternal" decidió sustituir la carta patente española (del Gran Oriente de Nueva Granada) por una francesa (del Gran Oriente de Francia), ayudándose de convenientes conexiones familiares entre ambos cuerpos. 

Por ese tiempo, llegaron a México Manuel Basilio da Cunha Reis y Francisco Pires de Almeida (ambos masones de nacionalidad portuguesa), listos para aprovecharse de la debilidad y de las necesidades del nuevo Imperio de Maximiliano. La Misión especial que llevaba Reis a México era la obtención de concesiones ferrocarrileras, y Almeida era el gran capitalista con cuyo dinero e influencia debería construirse el ferrocarril proyectado. [1]


VII. El renacimiento del Rito Escocés en México (Continúa)


"Al discutirse en el seno la Logia "Unión fraternal" el proyecto de obtener una carta patente del Gran Oriente de Francia, el hermano Reis estando presente de visitador pidió la palabra y habló en contra de cambiar una jurisdicción extranjera por otra igualmente extranjera y a favor de la independencia Masónica de México."[2] 

Afirmó que dicha independencia se podría alcanzar fácilmente, pues al no existir potencias Masónicas en el país, él como Masón Grado 33, tenía las facultades para hacerlo. Sin embargo, se pasó por alto la existencia del Supremo Consejo del Rito Nacional Mexicano[3], del cual no tenía conocimiento Reis[4], mientras el resto de los asistentes lo desestimaron pues daban por aniquilado al RNM. A pesar de ello, la propuesta fue bien recibida, por lo que se solicitaron referencias sobre Reis, que contestó el mismo Andrés Cassard con beneplácito. Cassard era conocido por sus contribuciones a la Masonería en castellano, además de ser reconocido como el comisionado de instalar los Supremos Consejos en Cuba, las Antillas, México y América Central. Estas credenciales terminaron por convencer a los entusiasmados Masones mexicanos sobre la viabilidad de sus propósitos, por lo que se llevaron a cabo los arreglos necesarios para fundar el Supremo Consejo del Gran Oriente de México, instalar 3 Logias Simbólicas y una Gran Logia que llevó por nombre "Gran Logia del Valle de México".

Reis pretendía ofrecer el cargo de Soberano Gran Comendador al emperador Maximiliano, de quien afirmaba poseía el Grado 18. Maximiliano rechazó (si es que en verdad se le ofreció) el cargo, sin embargo, su médico particular y su Gran Chambelán, ocuparon puestos dentro del Supremo Consejo como representantes del Imperio. El Emperador sostuvo charlas con estas Logias para saber si sus lealtades estaban con el Imperio. Se dice que escuchó argumentos y principios republicanos, y que a pesar de ello se convirtió en invitado distinguido de la Orden, ayudando incluso a financiar labores Masónicas de beneficencia. Su carácter noble, el deseo de agradar a todo mundo, y la necesidad de "reconciliar lo irreconciliable" hicieron del Imperio de Maximiliano, un fracaso atroz. En junio de 1867, el malogrado Imperio concluyó en el Cerro de las Campanas y las fuerzas republicanas volvieron a tomar el control de la capital.


XVIII. El Supremo Consejo de México
 

Junto con Juárez y los Congresos, regresaron los miembros restantes del Supremo Consejo fundado en Veracruz en 1860 por Laffon de Ladebat. Las circunstancias habían separado a los integrantes, y como consecuencia de la guerra, tres de ellos habían muerto (incluido el General Ignacio Comonfort) por lo que se llevaron a cabo elecciones para ocupar esas vacantes. Entre los nuevos electos se contaba el General Porfirio Díaz (quien había sido Gran Inspector del RNM). 

Por aquel entonces se suscitaron serias dudas sobre la legitimidad del Supremo Consejo en México, pues no existía evidencia de que Reis hubiese recibido el Grado 33 de la Masonería como no la había de sus facultades para llevar a cabo dicha instalación[5]. Simultáneamente, se conoció la vigencia del Supremo Consejo fundado en Veracruz, lo que bien pudo significar conflictos entre ambas obediencias. 

De manera verdaderamente fraternal, se celebró una tenida el 28 de abril de 1868 que resolvió unificar ambos cuerpos en un Supremo Consejo de Soberanos Grandes Inspectores del Grado 33 y Último del Rito Escocés Antiguo y Aceptado para la Jurisdicción Masónica de la República Mexicana, para lo cual se efectuaron las respectivas elecciones que designaran a los nuevos dignatarios. Los principales Supremos Consejos alrededor del mundo reconocieron inmediatamente su legitimidad y regularidad. 

A la vuelta del gobierno republicano al poder, el Rito Escocés se halló nuevamente enfrentado al Rito Nacional Mexicano. De ambos grupos existió buena voluntad para dar solución al conflicto mediante un solemne tratado de alianza y amistad, que distinguía de manera recíproca a sus altos funcionarios, reconocía su regularidad, respetaba su autonomía y daba representación igualitaria en los Orientes donde existieran Logias de ambos Ritos.


IX. La Masonería en discordia


La condición de la Masonería en todos los países Hispano-Americanos, ha sido por muchos años muy lamentable. Ni una sola organización Masónica en estos países, ha estado exenta de movimientos revolucionarios encaminados a formar centros sediciosos donde han salido masones irregulares y clandestinos. Una condición tan general entre los hermanos Hispano-Americanos no puede proceder sino de una sola causa […] La discordia de la Francmasonería Hispano-Americana no conoce ninguna causa externa, procede de dentro de la misma Orden, nace de la mala semilla que una sola mano arrojó con el intento de hacer bien a la institución masónica, pero con efecto enteramente diverso.[6] 

La razón, según Chism, se encuentra en un fragmento del "Manual de la Masonería" de Andrés Cassard[7]  conocido como "Estatutos de Nápoles" atribuido a algún infortunado reformista italiano y traducido al español por Tadeo C. Carvallo. Estos estatutos ni siquiera llegaron a entrar en vigor en Italia dada su evidente inoperatividad y falta de apego a los preceptos Masónicos, sin embargo, fueron -sus 300 artículos-[8] acogidos por los Masones de España y la América Española, como los mandamientos de Dios lo son para la Iglesia[9]. 

El funesto documento modificaba la concepción que se tenía del Gran Oriente redefiniendo por un lado su estructura orgánica en una Gran Logia Madre compuesta por un Gran Comendador, Maestro de la Orden vitalicio y representantes de todos los Cuerpos del Rito Escocés del grado 4 para arriba, además de representantes de las Grandes Logias afiliadas, y otro lado replanteando su rol como Gobierno Supremo de la Orden.  

Para efectos administrativos y legislativos a todos los miembros del Gran Oriente se consideraba iguales en voz y voto, así que los Maestros Masones de las Logias se igualaban con los de Grados más altos, incluso del Grado 33. El número de Maestros Masones era obviamente superior en relación con los de Grados superiores, y su identidad, opiniones e intereses los ligaban naturalmente con la de los masones de grados 14 y 18. De esta manera se producía una división en dos partidos con consecuencias de sobra conocidas: la ruptura y el desconocimiento del grupo antagónico. Finalmente se solucionaba el conflicto y se vivía una corta armonía hasta que la historia se volvía a repetir. 

Con el correr de los años las secuelas de la mala semilla fueron mermando, hasta consolidarse de nuevo en la organización llamada "La Gran Dieta de México". Fuera de esta organización, se retomó el único, auténtico y practicable sentido de la Masonería Simbólica. No ha de concluir esta referencia sino hasta revisar los cambios y trastornos ocasionados por el proyecto del Gran Oriente en nuestro país.

En primera instancia, el Gran Oriente Mexicano estableció una Constitución Masónica que pronto dio muestras de su inviabilidad, lo que llevó a una mayoría a descartar el cambio y devolver el control al Supremo Consejo. Esta reacción causó molestia entre algunos cuerpos Masónicos del escocismo quienes se proclamaban auténticos y calificaban a los separatistas de "contrarios a las doctrinas de los Estatutos de Nápoles", llegando incluso a rebelarse al Supremo Consejo y, apoyados por el Gran Maestro de la Gran Logia del Valle de México, establecer el "Soberano Gran Oriente del Rito Escocés Antiguo y Aceptado para la República de México" en julio de 1870. 

El Supremo Consejo declaró irregulares aquellos procedimientos, suspendió los Cuerpos rebeldes  y los hermanos afiliados a éstos. El Supremo Consejo se halló casi sin Masones de los Grados 14, 18, 30 y 32, pero contó con la adhesión de 14 Logias Simbólicas de las veinte que tenía bajo sus auspicios. Las Logias que permanecieron con el Gran Oriente eran de la capital, mientras que las fuereñas estuvieron unánimemente a favor del Supremo Consejo. 

Los seguidores del Gran Oriente, considerados rebeldes organizaron un Rito Independiente con el nombre de "Rito Escocés Antiguo y Reformado", que dejaba sólo 3 Grados arriba del Grado de Maestro, recibiendo los otros sólo por comunicación. 

Los Masones del RNM habían visto con recelo a los del Rito Escocés, por su mayor popularidad en la República, consecuencia de la actividad política del Rito Nacional. La evidente amenaza sufrida por el Rito Escocés, complacía de alguna manera al RNM, quienes optaron por reconocer al llamado Rito Reformado. El Supremo Consejo protestó esta decisión y se retiró del tratado de amistad y alianza que tenía con el Rito Nacional Mexicano, declarándolo irregular por motivo de su reconocimiento de los Cuerpos irregulares. Otros Cuerpos de poca importancia[10] también los reconocieron. El Rito Escocés Reformado, lucha por su supervivencia con mediano éxito hasta el año de 1874. 

Ese año se reunió en Laussane, Suiza, un Congreso Masónico del Rito Escocés que ha quedado conocido en la historia por el nombre de "El convento de Laussane"[11]. Los representantes del Gran Oriente Nacional Mexicano del Rito Escocés Antiguo y Reformado no fueron admitidos para formar parte del Congreso por carecer de un Supremo Consejo, lo que les volvía un Rito incompleto, llamándose escocés injustificadamente. Para 1876 este Cuerpo quedó prácticamente en sueños, sin embargo, algunas de sus Logias decidieron regularizarse por la Gran Logia del Valle de México y su Supremo Consejo, mientras otras obtuvieron patentes de la Gran Logia de Hamburgo. Entre esta Gran Logia de Alemania y la Gran Logia del Rito Nacional Mexicano "Luz de México" se estrecharon lazos que se tradujeron en el reconocimiento de esta última, reconocimiento que ya se ha de haber retirado pues hace mucho que aquella Gran Logia del Rito Nacional Mexicano está en sueños.

Tras la revolución en Tuxtepec, los masones del RNM convocaron a una asamblea donde se determinó que se separarían de la actividad política, para que la disputa entre los dos partidos, no fuera nunca más relacionada con la Fraternidad Masónica, resolución que han respetado hasta nuestros días. Al consumarse jurídicamente sus anhelos, el Rito comenzó a debilitarse y perder terreno ante el Rito Escocés, lo que casi los condujo a la extinción. El mobiliario y archivo de la Gran Logia del Rito Nacional Mexicano fue vendido para pagar deudas hipotecarias pasando a manos de particulares. 

Es imposible reprochar la manera de actuar de los Masones del RNM fungiendo como organización política, combatiendo la ignorancia, el fanatismo y la codicia (disfrazados con los trajes de la Iglesia Católica Romana), y luchando por la independencia, la libertad y el progreso. 

La política sencilla, donde las opiniones se debaten en una contienda entre partidos de diversas ideas que pueden vencer uno al otro sin cambiar los principios fundamentales del buen gobierno, no tiene interés para la Masonería y la Masonería debe apartarse de ella; pero cuando existan partidos cuyo buen éxito significa un ataque a la libertad del pueblo, los masones y las organizaciones Masónicas deben pronunciarse a favor del liberalismo y consagrar a éste sus últimos esfuerzos y sacrificios.[12]





[1] En el resto del capítulo se discurre acerca de los méritos y errores de Reis, quien fuese un masón de probado entusiasmo pero malas administraciones. [N. del A.]
[2] Richard E. Chism. Op. Cit. p. 55
[3] Recordemos que al primer Supremo Consejo de México se le declaró "espurio" , y había otro fundado en Veracruz en 1860, con carta patente del Gran Oriente de Nueva Granada (en Cartagena, España) que había quedado "en sueños". [N. del A.]
[4]  Dada la conducta mostrada por Reis en otros episodios de su vida, sería conveniente tomar esta afirmación con las debidas reservas. [N. del A.]
[5] Aún más sospechas generó que tras conocer la desconfianza hacia su persona y sus poderes, Reis partiera hacia La Habana sin mayor explicación. Más tarde se reconocerían como un error las descalificaciones imputadas a Manuel Basilio da Cunha Reis. [N. del A.]
[6] Richard E. Chism. Op. Cit. p. 68
[7] Andrés Cassard. Manual de la Masonería. Nueva York, EE.UU. Cartoné. (1867) P. 550-616
[8] Chism parece obviar el número verdadero de artículos (579), para echar por tierra cualquier posibilidad de atribuirle algún interés por el documento, pues no parece posible que un Masón tan documentado ignorase el contenido. [N. del A.]
[9] Según Rafael Obregón Loria y George F. A. Bowden. Anuario de la Gran Logia de Costa Rica. La Masonería en Costa Rica: segundo periodo. San José, C. R. Trejos Hermanos Impresores. (1938) P. 15, Andrés Cassard intentó rectificarse argumentando que no era su intención hacer pasar estos estatutos particulares del Gran Oriente de las dos Sicilias de 1820 como los de la Masonería en General, más bien pretendía, a falta de un código Masónico en español, compartir el que acababa de traducir el venezolano D. Tadeo Carvallo "para servir de referencia". [N. del A.]
[10] Se mencionan al Gran Oriente de España y al Supremo Consejo de Colón (en Cuba). La ambigüedad en relación a cuántos y cuáles otros Cuerpos les reconocieron contribuyen a minimizar los logros de este Rito; sin embargo, el motivo de su desaparición no fue la falta de reconocimiento o la calidad del mismo, sino su incomprensión de la estructura orgánica del Rito Escocés. [N. del A.]
[11] Otras fuentes aseguran que dicha reunión se celebró al año siguiente, es decir, en 1875, precisando además que el nombre de la reunión fue "Congreso Internacional de Supremos Consejos" y que tuvo como resultado la reforma de las Grandes Constituciones de 1786, lo que significa que, entre otros asuntos, se trató la improcedencia del proyecto del Gran Oriente frente a las tradiciones de la Institución Masónica. [N. del A.]
[12] Richard E. Chism. Op. Cit. P. 77

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